“Todo se complica con la generalización de la información, la diversidad de los receptores, su sentido crítico y la mundialización” (Wolton, D. 2010, Pág. 26)
En la actualidad los medios de difusión o medios de información son bastante versátiles, hacer una consulta o tener acceso a múltiples datos ya no representa un esfuerzo mayor, basta con tener internet y hacer un par de clicks para obtener miles de puntos de vista y resultados sobre varios temas.

“No solo ya no basta con informar para comunicar, pues la omnipresencia de la información hace la comunicación todavía más difícil, sino que, además, la revolución de la información conduce a la incertidumbre de la comunicación.” (Wolton, D. 2010, Pág. 13)
Dominique Wolton menciona su libro “Informar no es comunicar” la existencia de una barrera abismal entre estos dos conceptos, sin embargo con el pasar de los años y el continuo crecimiento del fenómeno de la sociedad de masas se ha ido difuminando entre los usuarios hasta hacerla casi imperceptible.
Los receptores cada vez son más numerosos y heterogéneos, esto significa que coexisten en el mundo diferentes formas de interpretar la información. Es allí donde adquiere importancia el papel del gestor o administrador informacional pues tiene en sus manos el poder de influir directamente en las personas con necesidades de formación que buscan instruirse y adquirir conocimiento por medio de diversas fuentes que se ponen cuidadosamente a su disposición.
Como destinatarios últimos estamos llamados a enfrentar el desafío de filtrar, jerarquizar, rechazar y aceptar la información de acuerdo tanto a las necesidades propias como a las de los receptores a los que nos queremos dirigir después de articular un discurso.
Los receptores cada vez son más numerosos y heterogéneos, esto significa que coexisten en el mundo diferentes formas de interpretar la información. Es allí donde adquiere importancia el papel del gestor o administrador informacional pues tiene en sus manos el poder de influir directamente en las personas con necesidades de formación que buscan instruirse y adquirir conocimiento por medio de diversas fuentes que se ponen cuidadosamente a su disposición.
Como destinatarios últimos estamos llamados a enfrentar el desafío de filtrar, jerarquizar, rechazar y aceptar la información de acuerdo tanto a las necesidades propias como a las de los receptores a los que nos queremos dirigir después de articular un discurso.
“En una palabra, la información es el mensaje, mientras que la comunicación es la relación, mucho más compleja” (Wolton, D. 2010, Pág. 13)
El acto de comunicarse es un proceso complejo, en especial cuando se hace de manera escrita, allí se desglosa la información, se crea un vínculo o relación con el receptor y se intercambian mensajes con códigos similares. Es importante destacar que no es un proceso lineal, es una dinámica en conjunto donde influyen gran número de variables como la percepción del otro, el lugar o canal en el que ocurre, el momento que se elija y por último la presencia más personas.
La comunicación constituye una característica y una necesidad de los seres sociales, cuando no funciona adecuadamente puede ser fuente de conflictos, de incomprensión y puede interferir en varios aspectos de la vida cotidiana.
Las Tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han conseguido que la comunicación entre las personas sea más fácil, se están cambiando los métodos para compartir datos instantáneamente en beneficio de todas las esferas de la vida social (trabajo, amigos, familia). Un ejemplo de esto es Twitter, que puede ser usado como una herramienta para propiciar contactos afectivos nuevos, conectarse con gente sin importar la distancia, generar movimientos masivos de solidaridad, etc.
Bibliografía
Bibliografía
Wolton, D. (2010). Informar no es comunicar,
Barcelona, Editorial Gedisa.
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